Hoy se escucha a los españoles con una sola voz desde las plazas de todo el país. Hoy España es un clamor por la igualdad, la dignidad, la justicia, la convivencia y la diversidad. En cada rincón de nuestro territorio decimos: No al privilegio. No a la impunidad. No a la amnistía.
Somos una nación con siglos de historia que nunca se ha callado ni se va a callar ante la desigualdad y que siempre ha sabido sobreponerse a las dificultades. Lo hicimos también cuando el separatismo catalán dio un golpe a la Constitución y la convivencia y lo volveremos a hacer ahora que lo vuelve a intentar liderado por aquel que debería ser el primero en impedirlo.
Hace 45 años los españoles aprobamos masivamente una Constitución con la que construimos una democracia de ciudadanos libres e iguales, asentada sobre la unidad y la pluralidad, con unos poderes públicos sometidos a la ley y el Estado de derecho. Nos convertimos en un ejemplo en todo el mundo.
Y lo volveremos a ser con esta reacción firme y serena del pueblo español al ataque que sufre nuestra Carta Magna, la división de poderes y las bases mismas de nuestra democracia.
En esta ocasión, la amenaza se redobla porque es el presidente del Gobierno el que, tras perder las elecciones y con la única intención de perpetuarse en el poder, se ha puesto al frente del movimiento independentista que busca derrotar al Estado, buscando romper la igualdad entre los españoles, amordazando a jueces y fiscales y humillando a nuestro país.
Están vendiendo la libertad y la igualdad de los españoles y lo hacen como suelen hacerlo los delincuentes: a escondidas, ocultándose, engañando. La gobernabilidad de nuestro país se ha decidido fuera de nuestro país. Se han ido fuera de España en su intento de destruir la democracia española. No dan la cara.
Nosotros sí. No nos escondemos. No nos ponemos de rodillas ante los que odian la democracia. Tampoco nos vamos lejos, sino que salimos a las calles y plazas de nuestra nación, orgullosos de nuestra democracia, orgullosos de nuestros jueces, de nuestros policías, de nuestros ciudadanos, de nuestra Constitución. Orgullosos de España.
Estamos juntos, pese a que quieren dividirnos. Estamos ante un desafío a nuestra democracia que requiere la reacción de los demócratas, sin distinción de ideología. Aquellos que hoy miran a otro lado y no hacen nada, aún siendo conscientes de la gravedad del ataque, se arrepentirán en el
futuro de haber sido cómplices con su pasividad en un momento clave de nuestra historia.
¿Queremos vivir en esa España rota y desigual que han pactado lejos de España? ¿Queremos una nación así para nuestros hijos? No. Queremos que la libertad, la igualdad y la convivencia sigan marcando nuestro horizonte.
Vamos a dar la batalla contra la impunidad. Lo haremos en las instituciones, en los parlamentos, en los tribunales de justicia, en la Unión Europea y, sí, también en las calles. De forma pacífica, cívica y legítima. Como estamos haciendo hoy.
Frente a la desestabilización y el deterioro al que están sometiendo a las instituciones, nos comprometemos a fortalecerlas. Frente al intento de acabar con la ley, nos comprometemos a garantizarla.
Es hora de preguntarnos qué podemos hacer por nuestro país. Éste es el camino. La indignación que sentimos ha de convertirse en un clamor que se oiga en toda España y llegue a todas las democracias amigas. Porque la democracia europea está en juego cuando la democracia española está en peligro.
Quieren nuestro silencio, pero van a tener una respuesta serena y firme. Tenemos la convicción de que la democracia española prevalecerá. Algún día la historia contará que España se puso en pie, con serenidad y firmeza, para decir basta y para defender la igualdad entre los españoles.
¡España no se rinde!
Manifiesto en defensa de la igualdad de todos los españoles
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