En el año 1992 las Cortes de Aragón aprobaron, por unanimidad, el “Pacto del Agua”, que incluía una serie de infraestructuras, uno de cuyos objetivos era regular la cuenca del Ebro y que fueron incluidas en el anexo de inversiones del Plan Hidrológico Nacional (PHN) aprobado en 2001.
Cuando el PSOE llegó al Gobierno de España, en el año 2004, no sólo derogó el trasvase del Ebro del PHN, si no que abandonó las infraestructuras de regulación y laminación de venidas proyectadas en el Pacto del Agua.
El gobierno de Mariano Rajoy adquirió, en mayo de 2012, el compromiso firme de cumplir con todas y cada una de las obras del “Pacto del Agua”. En estos momentos hay, en distintas fases de realización, más de 850 millones de euros para invertir en Aragón, inversiones que servirán para minimizar los efectos de futuras riadas.
Con el PP las obras del Pacto del Agua han recibido un impulso decisivo. Así, destacamos, entre ellas, el proyecto Almudévar-Biscarrués, que permitirá laminar las avenidas del río Gállego y aportar caudales al sistema de riegos del Alto Aragón; la próxima declaración de impacto ambiental del embalse de Mularroya, que permitirá retomar los trabajos de recrecimiento del embalse; el recrecimiento
del embalse de Yesa; o el llenado del embalse de San Salvador, además de otras actuaciones necesarias para esta cuenca y paralizadas por el Gobierno socialista.
En resumen, de los 146 expedientes programados en el Pacto del Agua, con un presupuesto de cerca de 3.200 millones de euros, a fecha de hoy se han ejecutado 70 actuaciones que han requerido una inversión de algo más de 1.000 millones de euros; 7 actuaciones se encuentran en ejecución y otras 23 en tramitación.
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