En su discurso de candidatura ante los compromisarios
- El presidente del Partido Popular defiende el proyecto que encabeza como la “alternativa nítida” a la decadencia actual de España. “La desesperación se produce cuando no se espera nada del presente, pero la desesperanza ocurre cuando no se espera nada del futuro. Lo primero no depende de nosotros, pero lo segundo sí”, afirma
- “Hace tres años celebramos un Congreso muy distinto. La principal diferencia es que entonces el reto era la crisis del PP, hoy el reto es la crisis de España. Entonces debíamos resolver nuestra propia crisis, hoy debemos resolver el rumbo que tiene que tomar España”, contrapone
- “No hay más que comparar lo que ha pasado esta mañanita en la calle Ferraz con lo que está pasando aquí durante tres días”, expone, asegurando que bajo su presidencia “no va a ocurrir” en el Comité Ejecutivo Nacional “lo que ha ocurrido en el Comité Federal del PSOE esta mañana”
- “No convocamos este congreso para el PP, lo convocamos para la nación”, amplía el alcance del 21 Congreso nacional más allá del impacto puramente orgánico, ya que significa “una respuesta nacional a la decadencia, a la división y a la fatiga política que sienten millones de españoles”
- Presenta su “manual de decencia”, un decálogo con el que se compromete a un “cambio de raíz” en España con la centralidad política como baliza, pero sin prescindir ni de ideología ni de los principios del partido. “No quiero ganar para llegar, sino llegar para que gane España”, arenga a los dirigentes y militantes presentes en Madrid
- Establece como primer compromiso la defensa de un “proyecto nacional” para todos los españoles, ya que el PP es “el único partido que cree en España tal y como es, no como otros quieren que sea”, y que, además, es “el único que no negocia ni negociará con la unión entre españoles”
- Reivindica, en segundo lugar, la transversalidad de un partido amplio que “no es una secta” en ningún caso, ya que en él “los acentos ni restan ni rompen, sino que suman y construyen”, por lo que realza la necesidad de que impere el respeto a la diversidad de todos los territorios que conforman España
- “A mentiras, cesiones, maniobras, propaganda y a enfrentar a los españoles, que ganen ellos; pero a valores, a convicciones, a proyecto, a servicio y a democracia, ¡los vamos a arrasar!”, proclama, en tercer lugar, recordando que Valores ha sido el lema de su campaña como candidato. “La crisis que hoy sufre el país va más allá de los problemas económicos y sociales”, añade
- “La igualdad de oportunidades y la igualdad ante la ley no es para mí un eslogan: es mi propia vida, es una obligación moral”, subraya, en relación al cuarto punto de su manual de decencia, por lo que el PP hará todo lo que esté en su mano por “llegar hasta el último rincón de este país para trabajar por todos” los españoles, “sin excepciones y sin privilegios”
- Se compromete a poner a España siempre por encima de las siglas en quinto lugar, tanto en la oposición como cuando alcance la Moncloa, y apostilla que “la política honrada, las instituciones independientes y el Estado de Derecho” marcarán su rumbo político, ya que “solo los delincuentes temen a la Justicia, la desprestigian y la amordazan”
- “La dignidad está en los compañeros que enterramos, pero también en los que sobrevivieron”, expone, como sexto mandamiento moral, y pone en valor la labor de “todos los servidores públicos que defienden nuestros derechos y nuestra seguridad contra insultos, amenazas y presiones”, recordando a los socialistas Ernest Lluch y Fernando Buesa, a quienes ETA asesinó por defender sus ideas en el País Vasco
- Garantiza, en séptimo lugar, que el interés general será el norte de las políticas del próximo gobierno del PP, porque “no habrá tolerancia, ni compadreo, ni chivatazos, ni vista gorda con quien llega a la política para servirse”, y avisa de que no está dispuesto “a aplicar a la corrupción la doble moral de ser indulgente con los nuestros y exigente con los otros”
- Defiende, como octavo mandamiento, que “la centralidad política no es indefinición, sino ambición”, que “la centralidad tampoco es prescindir ni de ideología ni de principios” y arenga a los compromisarios recordándoles la aspiración del PP de “volver a ser el partido de los diez millones de votantes”
- “No pretendo un cambio de siglas en la Moncloa, prometo un cambio de raíz en España”, lanza en noveno lugar. “No quiero ganar para llegar, sino llegar para que gane España”, asegura, ya que el PP “debe ser la esperanza de la mayoría de los españoles”
- “Siempre he sido un presidente libre. Somos un partido libre para decidir nuestras propias políticas, no vamos a ser nunca el partido que nuestros adversarios quieren que seamos. Conmigo España nunca estará en venta”, reivindica, como colofón, en relación a un proyecto sin ataduras ni hipotecas, el que durante 13 años lideró en Galicia y en los tres últimos años al frente del PP
- Garantiza que nunca se equivocará “ni de prioridades ni de valores” y que no pasará “una” al Gobierno, “ni al que aún hoy se arrastra, ni al nuestro en el futuro”. “Yo no soy ni seré como él”, dice en referencia al jefe del Ejecutivo. “Quiero un partido que tampoco me lo consienta. No me lo consintáis: si hago lo que hace él, ¡echadme del partido!”, pregona
- “Puedo prometer y prometo, porque yo sí tengo palabra, y la cumplo”, concluye, recordando que a diferencia del actual líder socialista él sí tiene una “trazabilidad” y puede seguir mirando a los ojos a los ciudadanos