Casado dice a sus militantes que están “en el sitio adecuado” y pide el voto en las elecciones “más trascendentales de la Democracia” porque “España se juega su concordia, su futuro como nación y el de los españoles”. “Nos presentamos con una hoja de servicio intachable, el mejor equipo de candidatos y la mejor ilusión de futuro para servir a los españoles”, enfatiza
Reclama unir el voto “fuerte y suficiente” en torno al PP para “mantener una España unida” y evitar que gobierne el PSOE con sus socios de moción de censura. “Sólo nosotros podemos garantizar esa ola de cambio, regeneración e ilusión”, añade.
Pide salir a la calle “con la cabeza muy alta” para recuperar el rumbo de España y una historia que ha sido truncada por los socialistas en los últimos nueve meses
Denuncia que “nunca” antes un Gobierno había dependido de los que se habían “pavoneado” de querer romper la unidad de España, blanquear el terrorismo y justificar el populismo chavista de Venezuela
Anima a los militantes a salir a la calle y defender el proyecto del Partido Popular porque “somos la única garantía para el futuro de nuestra Nación”, haciendo frente a quienes “nos tratan con desprecio, niegan nuestros éxitos y amplifican los errores”
Ensalza el papel dialogante del PP, que siempre ha sabido llegar a acuerdos y sortear las dificultades “poniendo de acuerdo a los españoles en lo esencial” y pide que a la hora de votar se haga con la cabeza “teniendo a España en el corazón”
Se muestra seguro de su victoria, que posibilitará la convivencia y la libertad en Cataluña, la creación de dos millones de puestos de trabajo, la libertad educativa y que nadie meta la mano en los bolsillos de los pensionistas “como hace la izquierda”
Se compromete a recuperar la presencia del Estado en todo el territorio nacional y evitar la “malversación” del presupuesto público que han hecho los socialistas “según le han pedido los nacionalistas”
Lanza un mensaje de apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y asegura que el PP no permitirá que Bildu les llame nazis, con el aval del PSOE y del PNV tras una votación en el Parlamento Vasco que fue “una humillación para la democracia”