Discurso de Mariano Rajoy en el XX Congreso del Partido Popular

Hoy, en Sevilla

Mariano Rajoy durante su intervención en el XX Congreso del Partido Popular
Mariano Rajoy durante su intervención en el XX Congreso del Partido Popular

Querida Teófila, celebro verte aquí en forma; Querido Esteban González Pons, presidente del Comité Organizador; Querido presidente del Partido, Pablo Casado; queridos amigos del Partido Popular:

Es un placer reencontrarme con tantos amigos de nuestro partido. Me reencuentro con todo lo que ha sido mi vida durante muchísimos años.

En la política he trabajado mucho, pero también he disfrutado mucho. Y este tipo de encuentros con todos vosotros siempre ha sido lo que más me ha gustado de la política. He recorrido España unas cuantas veces, he hablado con muchos de vosotros, con otros que no están aquí, me lo he pasado muy bien y estoy encantado de haberlo hecho.

 

En el mes de julio de 2018, en un congreso de nuestro partido, el último celebrado hasta el día de hoy, me despedí de todos vosotros y os di las gracias por el apoyo que me brindasteis siempre, incluso en los momentos más difíciles, que no hubo pocos.

 

Pronuncié entones unas palabras que hoy mantengo plenamente.

 

Dije entonces y repito hoy que considero un honor ser militante del Partido Popular, y que seguiré siéndolo siempre.

 

Dije entonces y reitero hoy que es un honor haber podido trabajar con vosotros para España y al servicio de los españoles.

 

Dije entonces y hoy vuelvo a afirmar, con la misma convicción, que considero un honor haber ocupado puestos directivos en este partido y haber sido vuestro presidente.

 

Por todo ello, una vez más, muchas gracias.

 

Hoy la vida me brinda otras satisfacciones, pero nunca olvidaré vuestro apoyo y vuestra ayuda de tantos años. Siempre guardaré un espacio en mi corazón muy grande para la familia del Partido Popular.

 

Por eso volver a encontrarme con vosotros es una gran alegría, en cualquier momento y en cualquier circunstancia.

 

Hacerlo, como hoy, en una ocasión tan importante como esta para la vida de nuestro partido y para el futuro de España, es una doble satisfacción.

 

Además, en mi despedida os dije que me apartaba, pero no que me fuera a ir. Yo sigo estando a disposición de todos, dispuesto a aportar lo que se me pida por el bien de nuestro partido. Insisto, siempre a disposición de todos y muy dispuesto a estorbar lo menos posible.

 

Queridos amigos, creo haber cumplido con mis palabras de entonces y pretendo seguir haciéndolo en el futuro.

 

Tengo claro cuál es mi papel y cuál debe ser mi actitud. Así es como yo entiendo la lealtad y en esa convicción siempre me vais a encontrar.

 

Dispuesto a escuchar a todo el mundo y a colaborar en aquello que se me demande.

 

No espero más protagonismo, ni más reconocimiento. Es más, no espero ningún protagonismo ni ningún reconocimiento más. Sólo espero seguir contando con la amistad y el cariño que siempre me habéis demostrado.

 

El Comité Organizador, Esteban González Pons o nuestro partido, me invitáis a intervenir en este Congreso. Para mí es un honor. No es este un discurso fácil.

 

Después de catorce años en la presidencia del partido estaba acostumbrado a dar instrucciones, es verdad que algunas no se entendían muy bien. Pero ahora, como militante del partido, me toca recibir esas instrucciones. El caso es que espero ansioso las intervenciones de los que se ocuparan a partir de ahora de esos menesteres: dar instrucciones.

 

Antes, sin embargo, me gustaría consumir este turno con el que se me distingue, haciendo unos breves comentarios. Siempre hay que aprovechar las oportunidades que a uno le dan.

 

Quiero en primer lugar pediros que acompañéis a Alberto Núñez Feijóo como lo hicisteis conmigo; no más, no es posible. Con que le apoyéis tanto como me habéis apoyado a mí ya será muchísimo y no se puede más.

 

Él se va a ganar ese apoyo, como se ha ganado ya, y todos lo sabéis muy bien, una ola de entusiasmo por parte de muchísimos españoles.

Lo dice su persona y lo ratifica su extraordinaria trayectoria en nuestro partido. El último hito hasta ahora: su labor como presidente del Partido Popular de Galicia durante más de 16 años, desde el 15 de enero de 2006.

 

Su capacidad está acreditada; le hemos escogido como el mejor para liderar esta nueva etapa del Partido Popular, pero aun así necesita de todos. Nadie puede hacer su trabajo sin la ayuda de los demás. Necesita el apoyo y vuestra ayuda.

 

Todos conocemos a Alberto desde hace mucho tiempo, pero probablemente yo sea uno de los que le conoce hace más tiempo.  Creo que muy poca gente sabe cuándo nos encontramos por primera vez Alberto y yo.

 

Fue hace tiempo. Yo era vicepresidente de la Xunta de Galicia. Estaba en mi despacho, en el Palacio de Rajoy, frente a la catedral de Santiago. Y allí se presentaron un buen día dos funcionarios muy cualificados con un catálogo de reivindicaciones.

 

Serios y sólidos en sus argumentaciones y uno de ellos era un jovencísimo Alberto Núñez Feijóo. De las demandas que traía, francamente, ya no me acuerdo. Creo que no le hice mucho caso y espero que no me lo tenga en cuenta. Pero sí recuerdo que pensé: “voy a ver si lo ficho”. No pude.

 

Se me adelantó José Manuel Romay, que evidentemente era más convincente que yo. Acertó Romay y acertó Feijóo. Acertaron ambos.

 

 

Queridas amigas y amigos,

 

Tenemos un líder, eso ya es importante, y también tenemos un partido. El nuestro. Un partido que tiene que permanecer unido. Nuestra historia como partido demuestra que cuando estamos unidos podemos ganar o no, pero si estamos divididos perdemos siempre.

 

Mantener esa unión es una responsabilidad de todos. Del líder, por supuesto, de la dirección que encabeza, que debe ganarse la confianza de los militantes con sus hechos y sus palabras, pero también es responsabilidad de todos los demás. De los cuadros, de los dirigentes y los militantes.

 

Somos un partido abierto, un partido democrático, en el que todas las ideas y todas las discrepancias son legítimas, sin más límite que la unidad del partido.  Ese es el valor superior que debemos salvaguardar en cualquier circunstancia y eso forma parte de algunas de las cosas que creo que he aprendido en mis más de cuarenta años en la política.

 

Necesitamos sumar esfuerzos y avanzar todos en la misma dirección. No hay que prescindir de nadie, porque no nos sobra nadie. Debemos integrar a todo el que tenga algo positivo que aportar a la tarea común.

 

Quien no lo entienda así, no sabe lo que es un gran partido. Los grandes partidos, como el nuestro, se hacen con tolerancia y sentido común. Esa y no otra es la disciplina de nuestra organización, la que dicta la lealtad y la que dicta el respeto.

 

No somos todos iguales- afortunadamente habría que decir- pero todos somos compañeros. Y los compañeros solucionan sus diferencias con voluntad de acuerdo y con lealtad.

 

Eso es lo que siempre nos ha hecho grandes y útiles para la sociedad española. Hemos sabido dar soluciones para todos porque hemos sabido contar con todos sin despreciar ni uno solo de los talentos de nuestros militantes.

 

Hoy me quiero acordar de muchas personas, muchos amigos de todos nosotros que hoy no están aquí, pero siguen siendo de espíritu y de corazón miembros del Partido Popular. Hoy tienen otras obligaciones y otras responsabilidades, pero en su momento aportaron todo su esfuerzo y su dedicación a nuestro proyecto y ayudaron a conseguir los éxitos que hoy nos enorgullecen a todos.

 

Cuando dieron un paso al lado, lo hicieron porque entendieron que esa era la mejor decisión para mantener la unidad del partido. Sé que al igual que ellos, muchos de vosotros también habéis sido disciplinados y leales en circunstancias que no han sido fáciles. Y yo hoy quiero reconocer desde aquí a todos vosotros esa generosidad. Este sigue siendo vuestro partido. Esta sigue siendo vuestra casa.

Amigas y amigos,

Este partido llega a este Congreso unido. Y eso ya es una garantía de éxito. Estamos unidos en torno a un líder. Y no es una unidad forzada, ni impuesta, ni lograda por la uniformidad.

Es el fruto de nuestras convicciones, nace de la experiencia y de la responsabilidad.

Este congreso es el fruto de un diagnóstico compartido sobre la situación del partido y de un convencimiento también compartido sobre cuál es la mejor solución que podemos ofrecer a los españoles y quién debe liderarla.

Como entramos unidos, saldremos siendo mejores; más firmes y más ilusionados para acometer la tarea que España espera de nosotros. Y eso es un motivo de esperanza para todos. Esperanza para nosotros, porque queremos a nuestro partido y nos gusta verlo en forma y unido. Y esperanza también para los españoles porque un Partido Popular fuerte es la garantía de que hay una alternativa a este gobierno.

Ese y no otro es el objetivo que nos reúne hoy aquí en Sevilla. Ese es el sentido de este Congreso.

Nos hemos reunido para escoger el mejor líder y para decirle a los españoles que con él, con Alberto Núñez Feijóo, el cambio no solo es posible, sino que está mucho más cerca.

Ese es nuestro mensaje y esa es la esperanza de millones de españoles.

Queridas amigas y amigos,

 

El nuestro es un Partido unido en torno a un líder, unos principios y unos valores que no hay que cambiar.

 

No debemos modificar nuestros valores. Porque expresan nuestro propio marco moral, los objetivos que consideramos deseables para una sociedad civilizada que trata de reafirmar la dignidad del ser humano.

 

Son nuestros valores y no hay que cambiarlos. Como tampoco hay que sustituirlos por otros. Son nuestros principios, nuestros ideales, nuestras creencias. Son nuestras convicciones, las que nos unen a todos, las que nos han traído hasta aquí en una larga historia con sus cosas malas – pocas- y sus muchas cosas buenas.

 

Creemos en la libertad individual como fundamento de la dignidad de la persona, en la autonomía del ciudadano, en su responsabilidad.  Pensamos que no es posible defender la libertad del individuo y la igualdad de oportunidades, desde el egoísmo o desde la indiferencia ante el infortunio.

 

Sabemos que no es justo tratar igual a los desiguales, a los que ha castigado la vida o la fortuna, o el azar de una catástrofe. Creemos en la solidaridad con todos los que sufren o necesitan ayuda. Creemos en todos esos valores y creemos en España. Creemos en ello y defendemos esos principios cuando estamos en la oposición y cuando estamos en el gobierno.

 

No hagamos debates sobre lo que compartimos. No busquemos enfrentamientos donde no los hay. No hagamos disputas sobre aquello en lo que siempre hemos estado de acuerdo.

 

Nada de eso tiene sentido. Lo que necesitamos es convencer a más personas para que se incorporen a nuestro proyecto político. No olvidemos una cosa. Nos vota gente de muy diversa condición y todas ellas deben sentirse representada en esta casa.

 

Nuestras filas se han enriquecido desde el Congreso de la refundación con personas de ideas variadas: liberales, conservadores, demócratas- cristianos. No pedimos a nadie que renuncia a sus ideas o a sus creencias. Nos gusta el pluralismo. En esta casa siempre han cabido todos.

 

Queremos un partido abierto, no un club exclusivo. Nuestro partido es una casa muy grande con sitio para todos, donde todas las razones puedan ser expuestas y contrastadas para acertar en cada momento con lo que más conviene a los españoles.

 

El PP tiene que ser el punto de encuentro para la mayoría de la sociedad española, como lo hemos sido en tantas ocasiones. Y ahora con más razón que nunca. En menos de cuatro años de gestión los socialistas han vuelto a hacer lo que hacen siempre: sembrar desconfianza, inquietud y temor. Cuando gobierna la izquierda o se desboca el paro, o se desboca el déficit o de descontrola la inflación, como ahora, o todo a la vez.  Siempre estropean lo que nosotros hemos conseguido arreglar.

 

Nosotros somos los que siempre arreglamos la economía; en dos ocasiones hemos salvado a España de la bancarrota. Y, Alberto, me temo, y mucho, que te va a tocar hacer lo mismo una vez más.

 

Aquí todo el mundo habla, pero nosotros somos los que defendemos como siempre la nación española, que no es discutible ni interpretable. Nosotros no tenemos dudas sobre estos principios: la soberanía nacional que es única, que no se divide ni se reparte. España no es una nación de naciones ni una suma de territorios, sino una nación de ciudadanos libres e iguales. Eso es lo que creemos y lo que hemos demostrado con hechos.

 

Cuando hubo que defender la soberanía nacional y la Constitución española, allí estuvo un gobierno del Partido Popular aplicando los mecanismos de los que dispone la propia Constitución en su artículo 155.

 

Muchos dan lecciones sobre lo que había que hacer. Sobre todo, después. Muchos son especialistas en torear desde la barrera, pero aquel toro lo lidiamos nosotros: la ley se cumplió y la Constitución prevaleció.

 

Ahora todo el mundo sabe lo que es el artículo 155 de la Constitución y todo el mundo sabe que si España es atacada tiene instrumentos para defenderse. Y sobre todo lo saben los independentistas. Hay alguno por ahí que dice que ahora las cosas están más tranquilas porque ha iniciado un proceso de no sé qué diálogo. Yo creo que las cosas están más tranquilas porque la gente toma nota cuando le pasa lo que le pasa que es lo que todos estamos pensando en este momento.

 

Queridos amigos,

 

Eso es lo que nos une, unos principios y también una historia común desde hace muchos años, con aciertos y con errores. Hay algunos que no se equivocan nunca, esa gente privilegiada no está aquí. Con más cosas buenas que malas.

 

Todos formamos parte de esa historia. Algunos todavía tienen mucho futuro. Manuel Fraga, Antonio Hernández Mancha, José María Aznar y Pablo Casado.

 

Pablo Casado presidió nuestro partido en momentos de extrema dificultad. Valoro de manera muy especial su entrega, su dedicación, su coraje y entusiasmo a la hora de defender las siglas de nuestro partido. Muchas gracias.

 

Todos debemos asumir todo nuestro legado, para repetir lo bueno y corregir lo malo que hayamos podido hacer.

 

No somos nuevos en la política española, aquí no hay adanes. Y eso que florecen por doquier. Afortunadamente tenemos una historia y tenemos muchos más motivos para sentirnos orgullosos que para arrepentirnos. Mucho más. Infinitamente más.

 

Ahora por todas partes proliferan los partidos populistas, de izquierda, de derechas, de una sola persona o de nada. Formaciones, que aparecen y desaparecen por doquier, partidos particularistas, bisagristas de todo tipo, cuando no chantajistas declarados…. ¡17 partidos hay hoy en el Congreso de los Diputados!

 

 

Frente a tanta división y tanto localismo, el Partido Popular es el único capaz de levantar un gran discurso nacional y un mensaje común para cualquier ciudadano español, viva donde viva, hable lo que hable y sea cual sea su situación económica. Para todos.

 

Somos un partido para toda España, para todos los españoles, no para una facción, ni para un territorio, ni para un municipio, ni para una provincia, para ningún interés particular. Somos un partido para toda España y para los 46 millones de españoles.

 

Somos un partido de gobierno. No aspiramos a tener uno o ser bisagristas o chantajear a otro que pasaba por allí o que no tuvo los votos suficientes. Somos un Partido de Gobierno. Lo que queremos es gobernar y con mayoría como ya hemos hecho en muchas instituciones y seguimos haciendo en otras cuantas. Nos han confiado muchas veces gobiernos de CCAA, diputaciones y ayuntamientos.

 

Nuestro objetivo siempre fue hacer las cosas bien, revalidar la confianza recibida y sumar más. Ahora nuestra prioridad es volver a gobernar en España, algo que a poco que hagamos las cosas con un cierto tino, está absolutamente en nuestras manos. No lo olvidemos. Somos un partido de gobierno. No aspiramos a menos porque ese es el ADN de nuestro Partido.

Pretendemos conquistar la confianza y el apoyo de la mayor parte de la sociedad española para gobernar, no para estar por estar, ni para hacernos una colección de fotos.

 

Queremos gobernar porque sabemos hacerlo, porque conseguimos arreglar las cosas. Porque cuando el PP gobierna, a España le va bien. Hemos gobernado mucho y bien y volveremos a hacerlo muy pronto.

 

Este es un Congreso muy importante para la vida del PP porque es un congreso de unidad y de responsabilidad. No podemos entretenernos ni un segundo más en cuitas internas y tenemos que dedicar todos nuestros esfuerzos a consolidar una alternativa creíble para devolver a España a la senda de un gobierno serio capaz de hacer frente a los problemas en vez de crearlos como hacen los que hoy están.

 

En España, en los últimos años, hemos vivido una epidemia de puerilidad. La política se convirtió en una cuestión de gestos, de titulares, de tuits, de demagogia barata y de todos, todas y todes, que me saca de mis casillas.

 

La gestión, el trabajo bien hecho y la solvencia, quedaron aparcados. Como dejamos España muy bien encarrilada, este Gobierno se permitió el lujo de jugar a las frivolidades, al despilfarro, como siempre, y a los experimentos con las cosas de comer. Pero el tiempo del recreo terminó hace ya bastante tiempo.

 

Ahora vemos la diferencia entre un buen gobierno y otro que se muestra incapaz de atender con solvencia los asuntos de interés general. No lo digo yo. Lo dicen todos los indicadores económicos que queramos mirar.

 

Lo cierto es que cuando las cosas se ponen difíciles es cuando quedan en evidencia todas las carencias de un gobierno. Un Gobierno para la propaganda, pero no para la gestión. Ni saben gobernar bien, ni quieren gobernar para todos. Así es imposible que las cosas salgan bien.

 

España necesita otro gobierno. Esto lo sabe la inmensa mayoría. Uno capaz de gobernar con criterio y no a base de bandazos y chapuzas. España necesita un gobierno de adultos. A ver quién me lo discute.

 

Es cierto que hemos tenido una pandemia y eso no es culpa de este Gobierno, pero que seamos el país más perjudicado de la OCDE por la pandemia, es culpa de este gobierno. Y también son culpa de este Gobierno los decretos de alarma invalidados por el Tribunal Constitucional. Los hicieron mal y es importante pensar las cosas antes de hacerlas.

 

Cuando aplicamos el artículo 155 de la Constitución, tampoco era una situación fácil, pero todas nuestras decisiones fueron avaladas por nuestros tribunales porque allí había unos señores que sabían leer y escribir a los que se decía “hagamos las cosas bien y como Dios manda y que no los tumben los tribunales”. Son, sin duda, maneras distintas de gobernar.

 

Necesitamos un gobierno fiable. No uno que diga que no va a enviar armas a Ucrania y 24 horas después se desdiga a sí mismo. O que hoy se comprometa a bajar los impuestos y que mañana incumpla su palabra, como en tantas otras ocasiones que ya he perdido la cuenta. Necesitamos un gobierno serio, dentro y fuera de España. No quiero aburriros porque vosotros sabéis mejor que yo a lo que me refiero.

 

Con este Gobierno lo que hoy se garantiza, mañana queda desmentido. Lo que hoy se confirma, mañana queda derogado. Y así llevamos casi cuatro años. Tenemos ante nosotros el Gobierno menos fiable y más imprevisible de la historia reciente, una auténtica máquina de generar desconfianza.

 

Necesitamos un gobierno capaz de hacer frente a sus propias obligaciones en vez de vivir instalado en la huida de su propia responsabilidad.

 

Cuando uno tiene claras las prioridades no da bandazos ni cae en la chapuza permanente. Cuando se tienen las cosas claras se trabaja con orden y con previsión. Y cuando las cosas se hacen así, más pronto que tarde llegan los resultados.

 

Por eso unos podemos presumir de haber dejado una España mejor en dos ocasiones, y otros dejan tras de sí un recuerdo de paro, déficit y deuda. Y ahora una cifra récord de inflación y, lo más peligroso, un panorama económico más que inquietante.

 

Y necesitamos también un gobierno austero. No necesitamos 22 ministerios para estropear las cosas, cuando con apenas 13, nosotros habíamos conseguido arreglarlas. Es de puro sentido común.

 

Necesitamos un gobierno capaz de unir a los españoles. Ya está bien de dividirnos en buenos y malos. Ya está bien de etiquetas y descalificaciones. Ya está bien de tanta soberbia injustificada.

 

Este es el Gobierno de la división. No ha querido consensuar nada con la oposición y ha acabado enfrentado consigo mismo y con sus socios, que ya es difícil. No hay una solo proyecto útil y necesario para el país que pueda contar con el apoyo de los socios de este Gobierno. Solo funciona para la división y polarizar a la gente.

 

Y yo puedo decir eso con toda la autoridad del mundo porque, con vuestro apoyo, propuse en su día un gran acuerdo de Estado para dar estabilidad a nuestro país. Hoy lo que tenemos son pactos contra el Estado que blanquean a los golpistas catalanes y a los herederos políticos del terrorismo.

 

Conviene que tengamos un gobierno que tenga claras sus prioridades y sus urgencias. Un gobierno que se entere de los problemas y les ponga solución antes de que los supermercados se queden sin leche, las fábricas sin suministros y las lonjas sin pescado.

 

Llevamos meses de escalada continuada de los precios ante la pasividad absoluta de todos los ministros. Pero aquí algunos solo se han dado por enterados de la inflación cuando han podido echarle la culpa a Putin.

 

Querido Alberto, tienes ante ti una gran tarea y una gran responsabilidad, pero cuentas con los mejores instrumentos para llevarla a cabo.

 

Tienes tu talento y tu experiencia; pero además tienes el privilegio y la responsabilidad de liderar un partido imprescindible para España.

 

Tu conoces este partido y le has aportado mucho en tantos años de trabajo. Pero ahora vas a comprobar, aún más si cabe, como todos quienes te hemos precedido, el inmenso caudal de lealtad y entrega de los hombres y mujeres del Partido Popular. 

 

No te van a defraudar. Nunca van a flaquear. No se van a esconderse cuando se les requiera. Cuenta con ellos porque siempre te van a responder. Y están deseando hacerlo. Yo el primero.

 

Recibes un gran partido y estoy convencido de que conseguirás hacerlo mucho más grande. No sé si ya se ha nombrado al equipo. Pero tiene buena pinta y eso es muy importante: un líder y un equipo.

 

Nada más tengo que hablar de otros. No tengo que despreciar a nadie para afirmar las virtudes de nuestro partido. No tengo que mirar a nadie para saber dónde debemos estar situados.  Solo tengo que miraros a vosotros para saber que estamos en la dirección correcta. Y hoy veo en vuestras caras confianza y ganas de luchar. Y ese es el primer paso para la victoria.

 

Hoy estamos escribiendo una página nueva de la historia de nuestro partido. Una historia digna y honrosa, que es motivo de orgullo para todos nosotros.  No es una historia perfecta, porque no hay ninguna que lo sea.  Hemos cometido equivocaciones y hemos tenido derrotas muy dolorosas. Pero en cada una de esas derrotas y en cada uno de esos errores, hemos sabido encontrar enseñanzas para mejorar.

Hoy somos más sabios, más prudentes y más experimentados. 

 

Hoy tenemos más ganas que nunca de reemprender una tarea que los socialistas interrumpieron hace cuatro años. Hoy estamos más preparados y por eso podemos decirles a los españoles que lo haremos bien, como lo están haciendo nuestros presidentes autonómicos y tantos cargos públicos del PP en toda España.

 

Lo haremos bien por una razón que se entiende estupendamente: sabemos hacerlo bien. Y esto es algo que muy pocos pueden decir en la España de hoy.

 

Queridos amigos,

 

Estáis preparados para seguir escribiendo una nueva página en la gran historia de este partido. Con unidad y afán de integración. Pero también con experiencia, templanza y determinación.

 

Contáis con el apoyo de todos los militantes del Partido Popular y con la esperanza de millones de españoles que necesitan una alternativa a tanto despropósito como hemos visto en estos años.

 

Salid al encuentro de esos españoles y hacedlo con el orgullo de ser militantes del Partido Popular, con la seguridad de formar parte de una organización que nunca ha fallado a España y con la alegría de reencontraros con tantos compañeros en un mismo proyecto compartido.

 

Muchísimas gracias